En Piedras y Agua celebraremos las distintas estaciones o temporadas del año, pues ellas nos hablan de la esencia de la vida misma: el cambio permanente, la paciencia, el crecimiento, el nacimiento y la muerte.
Una de las formas de mantenernos conectados con la Naturaleza y sus ciclos en un mundo cada vez más lleno de estímulos e información, es estar atentos a las estaciones.
Vivir en congruencia con los ritmos de la Tierra y nuestro entorno natural a veces puede parecer difícil, pues no siempre nos damos el tiempo de observar lo que sucede más allá de nuestra rutina diaria.
Sin embargo, cuando eres una persona observadora y creativa que necesita mantener esa conexión con el mundo físico y lo natural, acercarte a los ciclos de las estaciones de manera consciente es una práctica que puede ayudarte a navegar el desarrollo del año de una manera más armoniosa, y así prevenir esos estados de estrés permanente que una vida altamente productiva y ocupada puede provocar.
En Chile central tenemos la suerte de disfrutar las cuatro estaciones del año bien diferenciadas y esa certeza nos hace esperar el cambio inminente una vez que la fecha se acerca.
El Otoño: preparamos nuestro nido, calmamos el espíritu y contemplamos el fin de un ciclo.
Después de un largo y caluroso verano, donde disfrutamos las bondades del sol, el mar, los ríos, la ciudad desocupada, los niños flojeando y las casas abiertas y llenas de luz, empezamos a añorar secretamente la calma del bello otoño. En otoño ya estamos de vuelta funcionando, nuestra rutina del año se ha establecido y poco a poco, el sol se mueve en el horizonte y la luz cambia.
Muchas veces siento un gran alivio cuando llega el otoño: viene con una promesa de lluvia, de colores diferentes y silencio. Llegan los picaflores a inundar jardines con sus revoloteos y cantitos y los bichos molestos del verano disminuyen. Es un tiempo de calma.
Santiago es hermoso en otoño: las alérgicas avenidas de plátanos orientales se tornan románticas y todos los árboles ornamentales y frutales cambian de colores lentamente. Es un respiro de belleza y paz antes del crudo invierno.
Pintar con acuarela durante esta temporada es de lo más placentero: se despliegan ante nosotros un sinfín de frutos, formas y colores opuestos a los verdes de la primavera y verano.
Durante esta temporada otoñal, te entregaremos distintas ideas e inspiraciones para que, en esos momentos en que necesitas la quietud de la pintura, puedas crear bellas imágenes especiales para la estación.
Para celebrar la llegada del otoño, te propongo un Picnic de Acuarela.
Invita a tus amigas o familia a disfrutar de una tarde bajo la luz anaranjada del otoño que recién comienza pintando los colores que se encuentran en el lugar del picnic.
Lleva unas mantas y alguna mesita o superficie donde apoyar los materiales y despliega papeles, pinceles y colores para que todos puedan pintar.
No olvides algo rico para compartir y algunos objetos naturales para despertar la creatividad:
Hojas de colores lindos, ramitas otoñales, frutos secos encontrados, hongos del jardín (manipular con precaución), algún nido abandonado, etc.
Cuéntanos sobre tu picnic etiquetándonos en Instagram con el hashtag #pyaotoño24
¡Nos leemos en el próximo Newsletter!
Cariños,
Geraldine y el equipo PyA.