
Los colores antiguos tienen un aura poderosa que se potencia cuando están todos juntos. Desde que empecé a hacer mis propias acuarelas, los primeros pigmentos que me obsesionaron fueron los de piedras. Me parecía -y hasta hoy- mágico que todas las grandes obras del mundo antiguo se hubieran coloreado con piedras y minerales triturados a mano, con herramientas de piedra y que el taller de los pintores fuera un complejo laboratorio alquímico donde se encontraban el arte y los conocimientos químicos-místicos de antaño.
Me obsesiona el poder de estos pigmentos, su belleza cuando están en estado de polvo y el proceso que observo cuando se mezclan con el aglutinante.
Hace poco el Metropolitan Museum of Art en NY realizó la muestra “Chroma: Ancient Sculpture in Color” donde mostraron la realidad de las que creíamos blancas esculturas clásicas. Ahora sabemos que el antiguo mundo griego y romano, siempre retratado como mármol blanco, estaba cubierto en estos mismos pigmentos.

Reconstrucción de arquero de mármol vestido de jinete de las gentes del norte y oeste de Grecia, del templo de Aphaia. Met Museum.
Cuando imagino ese mundo antiguo multicolor, lleno de arte en forma de objetos, edificios, murales y vestimenta, no puedo dejar de maravillarme y admirar el refinamiento de estos antepasados de nuestra civilización. Saber que hoy podemos usar los mismos colores que ellos para nuestros trabajos artísticos es tener una conexión directa con ese universo blanqueado por el tiempo.

La acuarela es un medio ideal para explorar los colores de la antigüedad, porque en su delicadeza y transparencia no oculta la naturaleza pedregosa de los pigmentos: al contrario, los realza y rescata texturas que en un medio como el óleo podrían quedar relegados a un segundo o tercer plano. La acuarela y el papel nos ofrecen la oportunidad de desplegar toda la belleza de estos pigmentos, mostrando el movimiento y peso de cada grano y de cada fina capa de color.

Colores de piedras y tierras en acción sobre papel Don Bosco.
Producir obras con una paleta reducida -es decir con pequeñas familias de colores- ha sido uno de los sellos de mi trabajo en acuarela. De todo mi recorrido por los distintos colores y sus naturalezas, los que nunca dejan de llamarme son los pigmentos históricos y naturales. Hay cosas que quizás, sí están escritas en piedra.

Reconstrucción de estatua de mármol de la diosa Artemisa de Pompeya.
MET Museum.

Paleta de colores antiguos sobre papel Donoso.
