Desde que empecé a investigar para Piedras y Agua me sentí tremendamente cautivada por la pintura de la antigua civilización romana y las culturas adyacentes. Una de las joyas arqueológicas de esta era de explosión arquitectónica, comercial y cultural es la ciudad de Pompeya, famosa por el terrible desastre que la destruyó en el año 79 DC: la erupción explosiva del volcán Vesubio el 24 de agosto.
La ciudad de Pompeya, cercana a la costa era un balneario y un centro de reunión de ciudadanos influyentes. Sus calles ruidosas rebozaban de restaurantes, panaderías, viñas, villas de gente poderosa, prostíbulos, un coliseo, anfiteatro y muchas casas, además de huertos y tiendas de pintura.
Los colores de la época eran en su mayoría minerales, piedras y metales pesados, tierras y uno que otro pigmento de origen animal, como el púrpura de Tiro, extraído de los moluscos Murex.
En esta imagen podemos ver un gran conjunto de pigmentos encontrados en diversos sitios a lo largo y ancho de la ciudad. Los colores se encuentran en sus recipientes originales (recordemos que la ciudad fue enterrada rápidamente por una mezcla de ceniza, roca incandescente y lava, por lo que todo se conservó como en una triste fotografía de la muerte).
Foto: “Pompeian pigments. A glimpse into ancient Roman colouring materials” Celestino Grifa, Chiara Germinario et al. Journal of Archaeological Science, vol 177 mayo 2025, 106201.
En esta investigación se pudieron descubrir qué minerales y elementos componían los pigmentos de la paleta usada en la ciudad, y por ende en el Imperio, puesto que en todo Roma se comerciaban pigmentos y medios para pintar frescos y decorar edificios. Algunos de los colores son puros y otros eran conseguidos a través de mezclas.
Los minerales principales son: Azurita, Lapislázuli, Malaquita, Hematita, Goethita, Oropimente (Arsénico), Cinabrio (Mercurio), Blanco de Calcio o Creta, Carbón, Blanco de Plomo, Tierra Verte, Realgar (naranja de Arsénico), entre otros usados para aclarar colores, como el cuarzo.
Fragmento de los frescos de la Casa del Brazalete Dorado, detalle del centro.
A pesar de tratarse de una paleta muy reducida y con grandes limitaciones para lograr imitar los colores de la naturaleza, la riqueza de las atmósferas que vemos en algunos de los frescos que muestro en este artículo es impresionante.
El desafío que me he planteado para este mes que viene, es desarrollar la paleta pompeyana (romana) lo más completa posible y realizar algunas obras usando exclusivamente estos colores. Mi idea es estudiar el paper de Grifa y su equipo para intentar recrear los colores que eran hechos con mezclas, como los rosados.
En esta búsqueda, por supuesto que pondré algunas paletas a disposición de los queridos acuarelistas de PyA.
Dos imágenes de detalles en la misma casa anterior.
Cabe destacar además la observación naturalista, muy superior a lo que se desarrollaría en Europa más tarde durante la Edad Media. Este estilo denota una enorme capacidad de observación de las plantas y aves, muy característica de las culturas griega y romana. Es increíble pensar que este estilo tan “avanzado” se viera truncado por el oscurantismo medieval, y tuvo que esperar hasta el Renacimiento para volver a florecer.
Algunos de los colores que he desarrollado para mi desafío pompeyano: Lapislázuli de Afganistán Extra, Azurita (viene una edición MUY limitada debido a su alto precio. Si quieres reservar una, escríbeme apenas termines de leer esto), Malaquita en dos versiones, Amarillo de Marte, Caput Mortuum Sombra Violeta, Hematita, Goethita y Carbón. Hay todavía camino por recorrer, así que iré mostrando los avances en este blog.
Si te atraen las armonías de colores antiguos, quédate cerca y acompáñame en esta hermosa arqueo aventura.